SAN
SILVESTRE, 1985
Otra vez me han plantado. Ya me veo
enfangado en el whisky solitario.
A mi edad, sin embargo, es necesario
vigilarse el riñón. Me acuesto y leo.
Las nocheviejas me deprimen. Creo
que las voy a borrar del calendario.
Para el muermo no habrá otro aniversario
ni ganará a mi costa el jubileo.
Vuelvo, hasta que me pesa la cabeza,
a una lectura amena y provechosa:
La Regenta (edición de Juan Oleza).
Y me duermo seguro de una cosa:
tampoco ganaré el año que empieza,
el concurso de tangos de Tolosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario